Lizarte – la opción más ecológica

El consumo de piezas refabricadas no sólo beneficia al bolsillo del consumidor, sino también al medio ambiente.

Una de las grandes tendencias de nuestro siglo en la industria de la automoción es la de la minimización del impacto medioambiental. Si bien el mensaje predominante hace unas décadas era el del ahorro económico, hoy en día el consumidor busca además innovaciones ecológicas que perjudiquen lo menos posible al planeta. Una gran parte del presupuesto otorgado a I+D+I va orientado a aspectos como una menor emisión de gases dañinos para la atmósfera, la utilización de materiales que se puedan reciclar más fácilmente o la reducción de los consumos de energía, entre otros.

En este aspecto, Lizarte, empresa especializada en la refabricación de recambios de automoción, tiene mucho que decir. Ha quedado ya demostrado que la refabricación de piezas tiene numerosas ventajas económicas directas para el consumidor, pero también las tiene para el medioambiente. A diferencia de la reparación, cuyo proceso implica la solución de un fallo concreto, la refabricación implica una renovación industrial del producto. En este proceso las partes dañadas son, dependiendo del daño, o bien reparadas o bien sustituidas por otras nuevas. Después de ser refabricada, la pieza tiene como mínimo la misma calidad que una nueva. La refabricación permite la reutilización de una proporción significativa de los materiales que conforman el producto.

Actualmente Lizarte recicla al año casi medio millón de kilos de materiales, que de ser prácticamente chatarra, se convierten en unos 300.000 kg de producto vendido al año. La empresa estima que a lo largo de sus 36 años de trayectoria en el sector de la refabricación de materiales de automoción, ha podido llegar a reciclar aproximadamente 5.000.000 kg de materiales. Éstos se componen, despreciando otros materiales en muy pequeñas cantidades, en un 70% de hierro, hierro mezclado con aluminio en un 20% y únicamente aluminio en torno al 10%.

La actividad de Lizarte contribuye a paliar los efectos negativos que puede tener sobre el medio ambiente la extracción de hierro y aluminio. La extracción del hierro produce daños a la naturaleza y requiere energía. Su procesamiento contribuye a la contaminación del aire y del agua y requiere a su vez grandes cantidades de energía. Por otra parte, todo el aluminio producido comercialmente proviene de un mineral llamado bauxita, cuya extracción requiere ingentes cantidades de energía. Su conversión en alúmina (óxido de aluminio) mediante el proceso Bayer es uno de los procesos industriales más contaminantes para el medio ambiente. Además, los procedimientos para transformar la alúmina en aluminio consumen enormes cantidades de energía.

Todos estos efectos negativos sobre el planeta se reducen con actividades como la de la empresa Navarra, que mediante sus procesos de refabricación consigue, además, crear productos de la misma calidad que los nuevos y que pueden ser ofrecidos al consumidor a precios muy inferiores.